Iniciamos la ruta en el aparcamiento de El Tranco. La nobleza en pleno de Sendas de Madrid presente, véase: el Sr. Conde, los Marqueses de Royo y los Marqueses de Monteleón. Lo dicho, iniciamos la ruta en el aparcamiento de El Tranco, continuamos dirección hacia el Yelmo, hace un día espléndido, quien lo diría después de semanas de mal tiempo.
Vista de la Pedriza |
Ascendemos siguiendo las señales amarillas y blancas de la bandera del Vaticano, esto no lo sabe nadie, pero la Iglesia está detrás de todo.
Panorámica del Embalse de Santillana |
Caminamos un par de horas sin novedad destacable, mucha gente a nuestro encuentro, unos que nos adelantaban, otros que regresaban, si quieres soledad y tranquilidad quizás no sea el lugar más adecuado. El aroma de la jara nos narcotizaba y pudiera ser que también provocara en algunos síntomas de alergia, lo cual nos obligaba a echar mano de los clínex continuamente.
La Gran Cañada |
Observamos muchas cabras, apostadas en altos rocosos inaccesibles, poco temerosas al notar nuestra presencia. Se ve que están acostumbradas al contacto visual con el homo sapiens y ni se inmutan. Vamos que pasan de nosotros.
El Yelmo al fondo |
Hacemos alguna que otra paradilla, como en la Gran Cañada, para reponer fuerzas, tomar agua y algún piscolabis. Alguno dudó si continuar, se estaba tan bien allí, pero nos animaba saber que al final encontraríamos un lugar mucho mejor. Nuestro objetivo: la Lagunilla del Yelmo.
Lagunilla del Yelmo |
El lugar sorprende por su paz y soledad teniendo en cuenta la proximidad del tan transitado Yelmo. Es una lagunilla de unos 25 metros de largo por 15 de ancho rodeado de canchos de formas extrañas y sugerentes (de nuevo tomo palabras textuales de Andrés Campos); desde una brecha abierta en el roquedo de la orilla occidental tenemos una vista incomparable de todo el Alto Manzanares, la Maliciosa y las Guarramillas.
Allí nos aposentamos sin miramientos de ninguna clase después de admirar y tomar fotos del lugar y nos disponemos a disfrutar del merecido almuerzo y de unos minutos de relajación bajo un sol generoso aunque aderezado con una suave brisa. Tomamos la decisión de no llegar hasta el Yelmo. La lagunilla ha colmado de gozo lo suficiente nuestros espíritus.
El Marqués de Monteleón observando unas huellas de dinosario, quizás? |
Volvemos al Tranco por el mismo camino, no sin antes dejar de admirar una vista espectacular, de nuevo, del Alto Manzanares que se exhibía ante nuestros ojos débilmente iluminado por los últimos rayos del día.
El Marqués Royo fotografiando la cueva de la Lagunilla |
Canchos de la zona |
Volvemos al Tranco por el mismo camino, no sin antes dejar de admirar una vista espectacular, de nuevo, del Alto Manzanares que se exhibía ante nuestros ojos débilmente iluminado por los últimos rayos del día.
El Alto del Manzanares |
Finalmente nos tomamos la cervecita y refresco acostumbrados en un chiringuito un tanto precario (palabras textuales del Marqués Royo). Allí vemos al actor Mariano Alameda, conocido hace años por su participación en la serie "Al Salir de clase", un chico muy simpático y sonriente acompañado por un grupillo de gente también jovial y alegre.
http://www.google.es/images?hl=es&biw=1020&bih=567&q=mariano%20alameda%20el%20internado&um=1&ie=UTF-8&source=og&sa=N&tab=wi
Mariano Alameda |
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