sábado, 7 de septiembre de 2019

Azores y Lisboa, agosto 2019

Iglesia marinera en Angra do Heroismo, Terceira



El viaje agosteño de este año ha tenido dos partes muy diferentes aunque ambas en portugués. Por una parte Lisboa en la que estuvimos al inicio del viaje y al final y por supuesto las islas Azores (dos realmente,  Terceira y San Miguel) en el medio. En total 15 días en el país vecino con sus cosas, con sus peixes, con sus snacks bar, con sus obrigados y con su escasa señalización, especialmente en las islas.  

Lisboa resulta una parada necesaria, al igual que Oporto ya que no conozco vuelos directos al menos desde Madrid. Esto de subir y bajar a aviones es un poco coñazo además de caro y dicen, muy contaminante y además quita tiempo a los viajes.

Las Azores así a bote pronto diría que tiene un aire tropical atlántico, son tranquilas, con un turismo muy presente pero poco numeroso realmente. Son algo caras para los turistas y salvo Sao Miguel quizás no excesivamente preparadas para el turismo.. 


Vistas sobre la muy noble y leal Angra do Heroismo



Tras nuestra primera estancia en Lisboa, zona de la plaza de Marqués de Pombal, Estufa fría magníficas vistas, en la que pulsamos el ambiente cinéfilo en Lisboa y vimos una peli de Buñuel, nunca he visto un silencio tan sepulcral en un cine ( había poca gente eso si), pusimos rumba a Terceira, concretamente a su capital Angra de heroísmo, pequeña ciudad de unos 12.000 habitantes y que destaca por su trazado simétrico, por el color de sus casas e iglesias y también por tener un volcancito en sus afueras al que se puede acceder caminando. Curiosamente se estaba celebrando un algo extraño festival de folclores al viejo estilo con coros y danzas y trasiego constante de grupos de diferentes países, USA, Argentina, Croacia, Polonia, Camboya y algunos más que no me acuerdo todo muy colorido y con un sabor un poco pasado de moda. 


Fortificación de origen español. Epoca de la dinastia filipina
Encuentros en la Tercera fase



Angra do Heroismo resultó muy agradable incluida su minúscula pero fantástica y tranquilísima playa. El problema era salir de allí. No llevábamos aquí ningún coche reservado y no nos resultó fácil encontrar uno. Finalmente lo conseguimos y con nuestro bonito Smart pudimos un día darnos una vuelta al menos por la mitad de la isla y patear un poco de naturaleza. Concretamente realizamos el recurso pedestre, el trilho de misterios negros, rimbombante nombre para un recorrido entre lagos paisaje tropical y grietas volcánicas.
El ultimo día resultó un poco cagada ya que perdimos bastante tiempo embarcando en nuestro ferry a Punta Delgada (capital de la isla de San Miguel) ya que además de llegar con demasiada puntualidad el puerto resultó ser un sitio aislado y donde solo había un bar y un deplorable restaurante en el que tenías que pasar toda la espera.

Finalmente enganchamos el ferry muy tranquilo y medio vacio y cuatro horas y media después, ya de noche llegábamos a Punta delgada


Más Angra do Heroismo
Plaza de toros y ambiente taurino en medio del Atlántico. Cada día casi, como pudimos comprobar , en verano organizan unos miniencierros por las poblaciones de Terceira

Vegetación Exuberante cuasi, o sin cuasi, tropical. Por el interior de Terceira
Nuestro Smart en Terceira. Como corria el jodio


Sao Miguel.

Llegamos a Punta delgada un poco cansados del viaje pero con el tiempo suficiente de poder cenar algo, y dar una pateada por una ciudad en toda regla (50.000), con aire colonial pero aquí en blanco y negro, a diferencia de  los colorines de Angra do Heroismo y con una bonita zona portuaria. En todo caso la perspectiva para los días siguiente era muy buena: Coche para los 7 días siguientes. Comentar aquí que el transporte público en las islas no parece una buena opción. En Terceira donde no teníamos el coche miramos la posibilidad de ir a una localidad, Biscoitos con sus piscinas naturales, y un recorrido de apenas 25 kilómetros tardaba algo así el bus como hora y media. ( Supongo que pararía en todos los pueblos de la isla) y además la frecuencia era mínima. Otra opción es enganchar un recorrido organizado, hay muchas empresas que lo hacen y otra es directamente coger uno de los muchos taxis.

A las 10 de la mañana estábamos ya cogiendo el coche en la agencia, por cierto Avis, compañía en la que alquilamos no tiene oficia sino que el servicio se lo da una compañía local (Ilha verde) por lo que me temo que el coche nos salió más caro de la cuenta.
Con el coche, ya libres como Mercedes Milá o Sanchez Dragó, pusimos rumbo a nuestra zona de alojamiento en Santana-Rabo de Peixe,  al norte de la isla. Las distancias son pequeñas y no pudimos dar un chapuzón en una fantástica playa, la mejor que vimos, temperatura fantástica y poquita gente. El agua también de temperatura perfecta. 



Playa azoriana. Poca gente, tranquilidad y agua con muy buena temperatura

Cambiamos de Isla, Sao Miguel, y el tiempo se torció. Siete ciudades al fondo. Sao Miguel destaca por su lagos sobre cratéres, con tupida vegetación

Paramos aquí para resumir el tema playero. No son islas de grandes playas ni de turismo playero. Pequeño tamaño y no muy abundantes son la principal desventaja. En cambio poquita gente, y muy buena temperatura. Eso si, En Sao Miguel el tiempo fue básicamente nublado con lluvia generalmente ligera. Pero yo creo que con la temperatura que hace te puedes bañar igualmente.
Tras chequinar y descansar un poco en nuestro alojamiento en la zona, un apartamento que nos gustó mucho, hipertranquilo, nos dirigimos a visitar los alrededores concretamente la vecina población de Rabo de Peixe. Aquí vimos la otra cara de la isla, no la del anticiclón, ni la del trio de los azores si  no la de la droga. La zona del puerto de Rebo de Peixe parecía la cañada real, sucio, gente tirada y ambiente entre patibulario y zombi. Posteriormente investigando vimos que la localidad, la más pobre de las Azores tiene un curioso pasado toxicómano, con el naufragio de un barco cargado de fardos de cocaína que fue recogido por algunos lumbreras de la freguesia iniciando así una epidemia de drogadicción que tiene sus consecuencias hasta hoy en día. Incluso hasta un documental ha recogido esta historia. 


Eva en primer plano y el Atlántico al fondo

Más laguitos


Junto al lago de Furnas



Los días iban pasando por la isla de Sao Miguel, con nuestro coche recorriendo los distintos rincones de la isla pero siempre bajo un cielo nublado que desmiente el famoso anticiclón al menos en verano. Pero claro, Sao Miguel es la isla verde, tan verde o más que Irlanda y claro ese verde no se obtiene por riego a gota si no por que la humedad es constante. Al menos la temperatura era fantástica y la lluvia raramente es fuerte.
A mitad de recorrido conocimos a Doña Adelina, o más bien el busto que preside el jardín de este segundo alojamiento esta vez en el sur de la isla, en la localidad de Ponta Garca.. Residencia Ben Estar doña Adelina es un curioso alojamiento con una humedad notable con una curiosa propietaria hija de la tal Adelina que da nombre al lugar.
En resumen visitamos lo más destacado de la isla en estos 7 días, y supongo que nos quedaron muchas cosas por ver, muy especialmente el perfil de las cumbres de la isla que no pudimos ver en todos los días, por estar cubiertas de una constante neblina.  

Actividad volcánica por aqui en Furnas

Turistas interesados en como se prepara el cocido con energia geotérmica

Jardín botánico de Terra Nostra, en Furnas. Realmente bonito, dicen que uno de los mejores del mundo mundial


Retornamos a Lisboa.

Y de nuevo en Lisboa tras superar con nota la huelga de Ryanair ( un retraso de solo hora y media). El sábado prácticamente en su integridad lo pasamos visitando Belem (Monasterio Jerónimos, torre, monumento, museo Berardo ( o algo así) y alrededores tras llegar y volver aplastados primero y luego sudando por el tranvía que lleva allí más impresentable que el metro en Madrid.


Más del jardincico


Más energia geotérmica
Puerto de Nordeste





Lisboa tiene su ambiente cinéfilo
Gatico en la zona de la Expo Lisboeta

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