martes, 17 de septiembre de 2013

Escocia, agosto 2013

Spanish gypsies... or PIGS?


Comenzamos nuestro viaje una representación de sendas de Madrid compuesta por Alfredo, Ana Núñez, José Royo, Santi y yo, en Edimburgo, capital de Escocia, ciudad muy animada y más todavía durante el mes de agosto en el que se celebra el festival de los festivales, el Fringe festival, con numerosas actuaciones de artistas callejeros de todas partes del mundo. 


La Royal Mile en Edimburgo

No pudimos ver gran cosa ya que el vuelo llegaba tarde y solamente dimos un garbeo para respirar el ambiente nocturno de la ciudad. Nos alojamos en el Smart City Hostel, muy recomendable. Al día siguiente madrugamos para coger un autobús que nos llevaría hasta Fort William, lugar de salida de la Great Glen Way, un camino de Santiago a lo escocés que se han inventado, seguramente, para atraer a más turistas ya que el recurso de Nessi no da más de sí. De todas maneras, no la han debido publicitar mucho ya que no vimos a mucha gente recorriéndola. Después de un viaje de más de cinco horas viendo unos paisajes espectaculares (sobre todo la parte de montaña) llegamos a Fort William.

The Jacobite, tren de vapor que hace el viaje desde Fort William hasta Mallaig,
conocido como el tren de Harry Potter


Fort William, pequeña población en la que su mayor atractivo es el Ben Navis, la montaña más alta de Gran Bretaña. No subimos, ya que no estaba previsto. Allí hicimos una noche en el Bank Street Lodge, hostel básico pero aceptable. 



Allí contratamos un servicio de transporte de las mochilas, que llevaba un tal George al que nunca llegamos a ver. Eso sí, cada noche encontrábamos nuestro equipaje sano y salvo en el alojamiento que tocaba. Somos espectadores de un recital callejero de música gaitera a cargo de un grupo juvenil del lugar.


Calle principal de Fort William

Grupo gaitero de la localidad

Al día siguiente, comenzamos la Great Glen Way, unos 125 kms que habíamos planeado hacer en cinco etapas. Casi todo el itinerario transcurre muy agradable siguiendo el canal de Caledonia (canal artificial que se construyó en el siglo XIX y que permitió conectar Fort William, uniendo el Loch Lochy  y el Loch Ness hasta llegar a Inverness).

http://es.wikipedia.org/wiki/Canal_de_Caledonia

Iniciando la Great Glen Way

Barquitos cerca de Fort William

Flores de este tipo se veían a millones

Somos los que caminamos (canal de Caledonia)

Esclusas en el Canal de Caledonia

La primera noche la pasamos en Gairlochy en un bed & breakfast, el Dreamweavers, donde nos recibe una ancianita muy amable, aunque a la vez algo inquietante, nos hace un interrogatorio digno de Perry Mason a la vez que nos presenta a su “gato” Simba (de una especie autóctona de Escocia, de la que quedan pocos ejemplares, que se caracteriza por su gran tamaño y aspecto de tigretón), que campea a sus anchas por la casa, advirtiéndonos de un posible ataque por su parte si pretendíamos acariciarle en algún momento. Esta buena señora de nombre Helen, nos agasaja con una cena y desayuno típico consistente en alubias, champiñon, bacon, huevos, así como panecillos, tostadas, cereales, fruta, zumo y café con leche o té. Vamos que nos pusimos como el kiko. Una vez que nos despedimos de Helen y sus nietas, a las que sus hijos dejaron ese día a su cuidado, proseguimos el camino.


El Dreamweavers

Ese día continuamos la ruta sin mayor novedad, bueno, miento, pasamos por un lugar cuanto menos curioso a la vez que algo tenebroso, el fairy forest, un lugar en el que una asociación ha montado un circo de muñecos y peluches, para disfrute de niños y adultos, en el que además está enterrado un perro al que se hace homenaje a través de unas cartas dejadas allí, además de artilugios colgados de los árboles que emitían unos sonidos que  provocaban escalofríos, por lo menos a mi. 


Unos invitados ilustres en el Fairy Forest

Algunos habitantes del Fairy Forest, entre ellos Winnie de Poo

Continuamos camino sin dejar de nuestro lado el Lock Lochy hasta llegar a nuestro siguiente alojamiento en South Lagan, el Great Glen Hostel, alojamiento muy cómodo aunque la habitación era un poco estrecha, donde gracias a que disponía de tienda y cocina pudimos preparar la cena y desayuno del día siguiente, ya que no había ningún bar o restaurante lo bastante cercano que nos permitiera llegar a pie y más después de haber caminado durante todo el día.

El Great Glen Hostel

El loch Lochy

Al día siguiente proseguimos camino, esta vez hasta llegar a Invermoriston, pasando por Fort Augustus (localidad de lo más turística ya que aquí nos topamos por primera vez con el Lago Ness) donde Santi y yo cogimos un autobús hasta el alojamiento ya que un problema con unas cuantas ampollas podía impedir que llegáramos on time. Hasta el momento, el tiempo acompaña, ya que aunque cae algún chubasco, no lo suficiente como para hacernos perder el ánimo. Aquí se incorporan dos nuevas sendistas, Ana y Mar. 


Otra escena en el Canal de Caledonia
Es lo más parecido a Nessi que vimos (Fort Augustus)

Esclusa en Fort Augustus
Esa noche la pasamos en otro bed & breakfast, Bracarina House, estupendo el alojamiento, así como el desayuno y cena en el restaurante de un hotel cercano donde nos pusimos las botas degustando platos tradicionales. A partir de ese día, adquirimos la costumbre, después de cenar, de tomarnos unas pintas y una malta (una vez seleccionada de entre una gran variedad de whiskeys escoceses).


Bracarina House

Llegamos a nuestra cuarta etapa de la Great Glen Way. Continuamos nuestro discurrir paralelos al Lago Ness, en un momento dado nos apartamos del camino para entrar en un coffee shop, donde un artesano trabaja la cerámica y vende juegos de café y té, donde además pudimos tomarnos un té y típicos pasteles elaborados allí mismo. Véase.



El lago Ness

Tomando té en el Brian coffee spot
El camino ahora se convierte en una pista rodeada de bosques, que prácticamente nos impide ver el lago Ness. Sin mayor novedad llegamos a Drumnadrochit. Esa noche el alojamiento fue en el Loch Ness Backpacker Lodge, donde estuvimos un poco “apretados” y donde había una mujer un tanto “extraña”, con aspecto de loca. Cuando estábamos pagando al chico del hostel, empezó a reirse a carcajadas lo que nos produjo cierta inquietud. Esa noche cenamos en un pub cercano, donde dimos buena cuenta de unas hamburguesas con patatas fritas ricas ricas. Quizás es que teníamos mucha hambre.

Al día siguiente, última etapa y una de las más largas (unos 32 km) y que nos iba a conducir hasta Inverness. Muy variada paisajísticamente hablando, pasamos por bosques de serbales, abetos, hayas, praderas de infinitas variedades de flores, de brezo…Las dos Anas se dedicaron a esquilmar el terreno recogiendo muestras de diferentes especies arborícolas y florícolas. Durante el camino, nos volvemos a desviar hacia un curioso coffee shop, un tanto destartalado, donde, defendido por varias gallinas y unos par de cerdos que no vimos en ningún momento, pasamos un rato muy agradable tomando té y pastas tradicionales. La dueña nos contó que los serbales son muy abundantes porque se creía que si se talaban traería mala suerte. Nos hizo una foto que está colgada en su Facebook.

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=606327559389236&set=pb.167842033237793.-2207520000.1378340072.&type=3&theater

Tomando té y pastas tradicionales en el Brian Coffee spot



El Castillo de Urkuhart en el Lago Ness

Nessi existe!!

En Inverness nos alojamos en el Inverness Student Hostel, acogedor y ambiente agradable. Allí compartimos habitación casualmente con un chico valenciano al que habíamos conocido en el camino ese mismo día. Cenamos muy bien en un pub cercano. Seguramente Inverness tendrá cosas interesantes que visitar pero ya no nos dio tiempo. Teníamos que seguir hacia el norte. Para conocer algo de la ciudad: http://es.wikipedia.org/wiki/Inverness

Bonita vista de Inverness

En el salón del Inverness Student Hostel

Un par de vikingos

En Inverness teníamos reservados dos coches utilitarios y  para nuestra sorpresa, nos dieron una Mercedes vito de 9 plazas y un wolkswagen 4x4. Después de unos momentos de dudas y zozobras, no nos quedó más remedio que subirnos a estos dos pedazos de máquinas y comenzar un nuevo periplo, esta vez por carretera. Con la prudencia debida y hasta que los conductores (Santi y Jose) se familiarizan con la conducción por el carril izquierdo, abandonamos Inverness hacia nuestro siguiente destino, Thurso. 


Nuestras máquinas


Una florecilla en el castillo de Dunrobin
Antes hicimos una parada en Golspie en el castillo de Dunrobin en el que lo más destacable es su jardín versallesco con numerosas especies de plantas y flores procedentes de diferentes partes del globo. También hicimos una parada en el pueblecito pesquero de Helmsdale, donde se iba a celebrar esa misma tarde una fiesta en conmemoración de los 200 años de la emigración de escoceses a Canadá, nos invitaron a quedarnos pero tuvimos que declinar la invitación ya que todavía teníamos que llegar a Thurso.

El Sandra's backpackers, de inolvidable recuerdo

Por fin llegamos a Thurso, donde nos alojamos en el Sandra´s backpackers, sin duda, el peor de los alojamientos en el que estuvimos, situado encima de un local de kebaps, de hecho, la recepción del  hostel era el propio local y quien nos hizo el check-in era la persona que atendía el establecimiento, que era muy simpático por cierto, lo que no quita para que oliera a fritanga por todo el edificio y que la limpieza brillara por su ausencia. También en esta ciudad unos adolescentes nos llamaron “pigs” con lo cual el recuerdo que queda de esta ciudad no es que sea muy amable. Aunque también hay que decir que cenamos bastante bien en un pub de la ciudad.

Para tener información sobre la ciudad: http://es.wikipedia.org/wiki/Thurso

Al día siguiente nos dirigimos hacia la costa este en concreto a John O´Groats, localidad situada en el extremo norte de las highlands y que se considera popularmente el punto más septentrional de la isla. Sin embargo, esta distinción corresponde realmente al cercano Dunnet head (esto último lo he copiado de la wikipedia, se nota verdad?
http://es.wikipedia.org/wiki/John_o%27_Groats


Haciendo el aplauso por la paz en John O'Groats
Por allí dimos un agradable paseo por la costa, donde vimos unas espectaculares formaciones rocosas muy picudas. Dos focas seguían atentamente nuestros pasos desde el agua.





Volviendo sobre nuestros pies en dirección a Thurso, esta vez de paso, emprendimos nuestro camino hacia Durness. La carretera pasó a ser de un solo carril con lo cual si venía otro vehículo de frente había que retirarse a los passing places dispuestos cada pocos metros en los laterales de la carretera. 


Passing place
En algunos momentos existía la duda de quien tenía que parar primero, pero una vez que le cogías el truquillo, era fácil. El paisaje por estos lugares es totalmente inhóspito y nos recordó mucho el paisaje de Islandia.


Había muchas ovejitas

Llegamos a Durness, dice la Wikipedia que es la población más grande en la esquina noroeste de Escocia, tiene una población de alrededor de 400 personas.  Esta región es notable por ser la región más escasamente poblada de Europa Occidental.

Durness

Y también dice que “The surrounding coastline is some of Europe's most isolated and spectacular, with the nearby Clo Mor Cliffs being the highest on the British mainland, at some 281 metres (922 ft) high”. No lo traduzco porque se entiende perfectamente y si no le preguntáis a Ana Botella.


El hostel en el que nos alojamos (el Durness Youth Hostel) está constituido por dos barracones que al parecer sirvieron de alojamiento para los militares durante la II Guerra Mundial. Aquí no estuvimos mal, aunque nos separaron por sexos. La mujer que nos atendió en el alojamiento era un poco siesa y no le gustó que le pagáramos por separado.

Nuestro alojamiento en Durness (mola, eh?)

Al día siguiente, visitamos la cueva de Smoo (http://diariodeunturista.com/la-belleza-de-la-cueva-smoo-maravilla-en-escocia/13270), en la que se han encontrado evidencias de la presencia de vikingos, por el que discurre un río después de entrar en la cueva formando una bonita cascada. 


Cueva de Smoo
Ese mismo día, visitamos la isla de Handa, previo pago de 12 libras. Es una reserva de aves que se puede recorrer en unas 3 horas por una senda de la que no está permitido salirse. 

Isla de Handa

Acantilado en Handa
 Nos informaron que había posibilidad de otear ballenas, delfines y orcas, pero aunque hubo una falsa alarma (después de divisar lo que podía ser una ballena, se  dedujo que no que eran unas rocas), no vimos nada de nada, solamente especies avícolas (nos quedamos con las ganas de ver frailecillos, pero deben de emigrar en esta época del año, pena...)

Ballenas a la vista?

En Ullapool, último destino en el que estuvimos todos juntos, nos alojamos en el hostel en la misma localidad. También estuvimos separados, chicos por un lado y chicas por otro, aún así no estuvimos mal. Lugar de llegada de los ferries que vienen de las islas del norte por lo que se ve más movimiento de gente.



Ullapool


Un ferrie llegando a Ullapool
A pesar se su pequeño tamaño, se trata del asentamiento más grande a muchos kilómetros a la redonda. Dice la Wikipedia que “Fundada en 1788 como un puerto para la pesca del arenque. El puerto es todavía el centro del pueblo, siendo usado como puerto pesquero, para yates y como base para ferries a Stornoway, en las  Hébridas exteriores."


Al día siguiente, los Royo emprendieron el viaje de regreso a Edimburgo puesto que tenían el vuelo de vuelta a Madrid al día siguiente. Los que quedamos emprendimos camino hacia Glencoe,  pasando antes por la ciudad balneario de Strathpeffer, pequeña localidad que tuvo sus momentos de máximo esplendor a principios del siglo XX, donde lo más destacable es su antigua estación de tren recuperada como cafetería y tiendas de libros viejos. 


Recreación de un baño en barro en el balneario de Strathpeffer, ojo, es un muñeco!!!


Estación de tren de Strathpeffer reconvertida en un café, varias tiendas y el museo de la infancia

Tambien visitamos una destilería de whisky, la de Singleton, donde alguno/a se hizo con algún "souvenir", y a pocos kilómetros visitamos la localidad de Beauly cuyo mayor atractivo son las ruinas de un antiguo monasterio fundado en el año 1230.


Priorato de Beauly

Glencoe es un valle rodeado de montañas altas y también da nombre al núcleo de población más importante. El alojamiento, el Glencoe Independent Hostel está un tanto aislado del pueblo en medio del campo, a pesar de las indicaciones para llegar nos perdimos y tuvimos que preguntar para llegar a él. Pero era confortable, tranquilo y la cocina equipada con todas las facilidades para poder cocinar nuestras cosas. Allí estuvimos dos noches.

Museo de historia local de Glencoe

http://es.wikipedia.org/wiki/Glen_Coe (Glencoe es famosa por una masacre ocurrida en el año 1692: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Glencoe), así como el lugar de filmación de numerosas películas como  una de las de Harry Potter  y Skyfall de Bond, James Bond.

Por el Lost Valley

Hicimos una ruta, pasada por agua, por el Lost Valley, ya que estuvo lloviendo. Nuestra intención de coronar una de las cumbres de la zona fue abortada debido a las condiciones meteorológicas que no hacían agradable el paseo y nos tuvimos que conformar con un paseo hasta cierto momento en que visto lo visto nos dimos la vuelta. Además de que Alfredo se dio un buen batacazo después de resbalar en una roca. http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1984778


Un gaitero tocando la gaita (valga la redundancia)

El punto final de la ruta, donde se encontraban aparcados nuestros coches, era un mirador en el que se detenían coches y autocares con turistas para hacer la foto al paisaje circundante, allí un autocar con americanos, pertenecientes al clan MacMillan, como se podía leer en el autocar, vieron a Santi, Alfredo y Mar recién llegados y les pidieron si podían tomarles una foto, cosa a la que accedieron con la sorpresa consecuente; debieron pensar que eran descendientes de sus antepasados que emigraron a EEUU.

Un paisaje de Glencoe

Idem

La última noche estuvimos en un pub en el que daba un concierto el grupo australiano “The Wishing Well” de música folk en el que la estrella absoluta era una violinista muy virtuosa que se llevaba todas las miradas. Allí nos tomamos la última malta y pintas antes de separarnos definitivamente. Por cierto, allí vimos a dos perros disfrutar del concierto (aclaración, al parecer está permitido que entren los perros).

The Wishing Well
El día siguiente, Ana y Mar cogieron un autobús hasta Fort William donde pasarían una última noche antes de viajar a Edimburgo ya por su cuenta y transporte.

En cambio, dejamos a Alfredo en Stirling ya que él pasaría sus dos últimas noches allí antes de regresar a España.

Santi y yo devolvimos el coche en Edimburgo como estaba previsto y nuestro alojamiento fue en un complejo de apartamentos de la Universidad que estaba del centro a 20 minutos caminando.


Castillo de Edimburgo desde Princess Street 


Vista de la parte alta de la ciudad

Cementerio de Greyfriars

Allí disfrutamos del ambiente de la ciudad, había muchísima gente en las calles viendo las actuaciones callejeras.


Actuación callejera en el Fringe Festival


Presentación de un espectáculo en el Fringe Festival

Después de patear un poco la ciudad, por la noche cenamos en The Elephant House que presume de ser el lugar donde nació Harry Potter, ya que J.K.Rawling solía frecuentar este café. 

Nos han quedado ganas de volver a Edimburgo para visitarla con mayor tranquilidad. Por la mañana, antes de ir al aeropuerto para proceder a nuestro regreso a Madrid, estuvimos en unas colinas cercanas conocidas como Arthur Seat donde la gente gusta de pasear, correr, etc.y  desde donde se puede tener una panorámica de la ciudad y alrededores.

Colinas de Arthur Seat

Último día en Escocia. Vista de Edimburgo desde Arthur Seat

Por cierto, nos cruzamos con Jordi Evole en una calle de Edimburgo, lástima que él no nos reconociera. Pasó de largo junto a quienes suponemos que eran su mujer e hijos.

Finalmente no quiero dejar de pasar la ocasión de transmitir mi agradecimiento a todos por los buenos momentos que compartimos. Fue un viaje inolvidable y del que guardaré muy buenos recuerdos…

Volveremos!!

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho leer esta crónica que es fiel reflejo de un viaje inolvidable también para mí.
    Buena selección de fotos y muy amena la lectura aderezada con "gracietas" que me hacen recordar los ratos tan buenos que pasamos.
    Muchas gracias, Eva.

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