Interior de la Sagrada Familia
Barcelonaaaa,
Barcelonaaaaa, Barcelonaaaaa se desgañitaban años a, los / las ilustres
Montserrat Caballé (se parece algo en la cara a la honradísima Rita Barberá) y
Freddy Mercurio, ex Queen. Pues si, han sido 3 las noches y 4 los días que hemos
pasado en la capital catalana, alojados en el hotel Condal, 70 y algún euros la
noche, y situado a pocos metros de las Ramblas en el llamado Barrio Gótico de
Barcelona. Un alojamiento recomendable bien situado, aunque quizás, según avanza la noche, van adquiriendo los
alrededores un ambiente algo sórdido.
A destacar que
hemos sustituido para nuestro desplazamiento por tierras nacionales el coche
por el tren, concretamente el AVE, y hay que decir que muy bien. Se viaja de
maravilla muy especialmente en el vagón silencioso.
Parque Guell
El primer día
tras checkinar en el hotel pusimos rumbo a la playa de la Barceloneta por eso de
que es justamente el mar quizás lo que más se echa de menos en Madrid. Por la
tarde nos dimos una vuelta por el centro, muy especialmente por el barrio
gótico y con una más que destacable pateada nos acercamos hasta la Sagrada
Familia, donde teníamos las entradas para visitar su interior el día siguiente.
El día
siguiente, viernes empezamos la mañana visitando más concienzudamente la
ciudad. Nuestro primer objetivo fue el famoso mercado de la Boquería,
supuestamente uno de los más interesantes de Europa, dicen las guías turísticas
y lo cierto es que resulta curioso. Locales muy bien puestos, todo limpio y
bien expuesto y a destacar dos cositas que llaman la atención. Primero, a
diferencia de otros mercados del centro de Madrid, se alternan los sitios donde
picotear de altos precios con puestos de los de toda la vida donde te venden
fruta a menos de un euro el kilo. Segundo muy recomendable también arramplar
con los zumos variados que venden por un euro o euro y medio. Riquísimos los
que probamos y que nos hicieron recordar a los zumos de Marruecos que conocimos
tiempo atrás. ( Menos oferta aquí en Barcelona).
Impresionantes las vistas sobre el Puerto de Barcelona desde Montjuic
La Pedrera
En fin, un
sitio curioso y con mucha personalidad. Lo mejor del pasado (producto, precio,
tradición) y lo mejor del presente (organización y limpieza).
Posteriormente
nos dedicamos a patear por el centro Barrio Gótico y Raval mayormente, buscando
los lugares más conocidos, Macba, Catedral, plazas variadas, iglesias variadas
etc. A eso de las 13.30 hicimos algo de lo que no solemos ser muy aficionados. Buscar
un restaurante más o menos famoso. Así lo hicimos con el famoso y viejo
restaurante (el más viejo de Barcelona, mil setecientos y pico) Can Cullerets.
Fue un movimiento inteligente ya que en estos sitios lo normal es no encontrar
mesa sin reservar pero yendo pronto conseguimos nuestra mesa y tuvimos suerte
ya que en 15 minutos se llenó completamente y había gente esperando. Me gusto
la comida, buena relación calidad precio y nos llamó la atención además de lo
pintoresco y curioso del local el plantel de veteranas camareras-encargadas
(tenían pinta de ser familiares) que atendían junto a otros trabajadores el
local.
Casa Batllo
Otra casa chula
Parque Guell
Salimos
escopetados de allí, ya que a las 15.45 exactamente teníamos nuestras entradas
para visitar la Sagrada Familia (15 euros) el monumento más visitado al parecer
de España. De la Sagrada Familia poco que decir, llama la atención enormemente
al entrar pero sinceramente fuera de esa primera impresión no parece mucho más
que ver. Quiero decir que yo me esperaba más recovecos dentro del edificio. No
es que decepcione pero a mi tampoco me sorprendió (claro vas ya esperándote el
no va más)
Más parque Guell
Soportes de la plazoleta en el Parque Guell
Posteriormente
volvimos hacia el centro siguiendo las recomendaciones de la Lonely Planet
respecto a edificios modernistas en el Ensache destacando la Casa de la Pedrera
y la casa Batllo. (22 eurazos la entrada). Para completar la tarde nos
acercamos a una de las tiendas de la librería la Central, uno de los clásicos
literarios de Barcelona y que hace unos años ha abierto una tienda aquí en
Callao. Fuimos a del Raval y nos gustó
mucho. Enorme tienda y con una fantástica disposición en mesitas. Ideal para
h/ojear libritos.
Antes de
continuar vamos a recordar algunas impresiones de Barcelona
Ciudad que
comparte lo sórdido con lo elegante. Un buen ejemplo de esto es la zona de las
Ramblas. Por cierto, enorme presencia policial por esta zona al menos durante
el día.
Metro funciona
mucho mejor que el de Madrid. Es más barato (10 euros billete 10 viajes) y
funciona con mucha mejor frecuencia. Eso si, es más viejo y oscuro, pero
funcional, lo es mucho más. Se mueve uno de maravilla con el metro.
Barcelona es
claramente bilingüe, incluso diría que casi es el castellano lo que más se
escucha. Ningún problema en este asunto.
Se veían unas
cuantas esteladas colgadas en algunas cosas. Solo vimos una bandera española.
Las raciones de
comida son escasas. La pela es la pela. Pero se come bien.
Hay mucho
turismo. En algunas zonas se ven movimientos ciudadanos opuestos al menos al
exceso de turismo. Charlando con el dueño de una tienda-bar nos dijo que eso
eran cosa de cuatro gatos. Claro, el vive del turismo.
Parque Guell
El sábado nos
pusimos en marcha hacia otro de los “must” del turismo barcelonés. El Parque Guell.
Obra inacabada, una más, de Gaudí. Se trata de un proyecto de urbanización para
burgueses en una zona alta y ventilada de Barcelona que acabó en fracaso. Al
final nadie debió de quererse venir a vivir aquí, en el quinto coño a
principios de siglo y lo que conocemos como “parque”, no son más que los restos
de aquella obra, de aquella burbuja inmobiliaria. Una plazoleta en dos niveles,
una casa piloto, un centro de recepción, unos caminitos. Eso si, espacio
suficiente para conocer las mentalidad constructora del arquitecto catalán más
famoso. Estaba bastante lleno, eso que andamos en la cuesta de enero, época
baja turísticamente hablando en Barcelona. Eso si ir hasta allí supone
encontrarte con buenas vistas de la ciudad. Visitamos también por cinco euros
extras, la casa donde vivió Gaudí, lugar que resultó interesante.
Desde allí,
cogimos el rápido Metro y nos marchamos al Puerto Olímpico. Por allí pasamos
las siguiente horas, caminando junto al mar, esto siempre es agradable, y
finalmente acabamos de comilona en una terraza que nos pareció que debía de estar
bien, (estaba petada) concretamente era el restaurante Salamanca en la
Barceloneta,
Tras salir más
que llenos y satisfechos ( y sin casi 30 euros cada uno) nos dirigimos a patear
por el Born, barrio contiguo al gótico y que nos recordó a Malasaña-chueca. Por
allí pateamos y volvimos a patear. Por cierto una visita que resultó
interesante bue la iglesia gótica de San Just, templo solitario, escondido,
gratuito y que alberga una torre a la que se puede subir por dos euros y si no
eres claustrofóbico hasta arriba con grandes vistas. Muy recomendable este
lugar.
Y ya el domingo,
teníamos toda la mañana ya que el tren no salía hasta las 16 horas lo dedicamos
a visitar la zona de la montaña de Montjuic. A destacar, vamos terminando, las vistas hacia el puerto, impresionante sus
dimensiones y el famoso castillo que no visitamos por dentro. Pateamos,
pateamos y pa Madrid
Por lo viejo de Barcelona
Castillo de Montjuic