viernes, 21 de noviembre de 2014

Austria. Octubre 2014

 Hallstatt. Poblacion bonita, bonita. Petada de orientales

        En una época algo inusual para eso de irse de vacaciones (finales de octubre) nos marchamos a Austria con idea de pasar ocho noches y sus 9 días en un recorrido que quedaba de la siguiente manera: Viena (2 noches), Salzburgo (2 noches), Alpes (3 noches) y de nuevo Viena (1 noche) para terminar. Visto y planeado así hay que decir que el recorrido ofrecía un poco de todo: una gran ciudad (monumental), una más pequeña (monumental también), un poco de naturaleza en un país que la tiene muy bonita, y vuelta a otra gran ciudad con sus cosas civilizadas y eso. Bueno, hay que decir que Austria es civilizada en cualquier lugar. A destacar la cantidad de refugios que hay por la montañas.  


Segundo lago de Gosausee. Muy solitario nos lo encontramos 


       Empezamos en Viena, lugar en el que aterrizó nuestro vuelo a eso de las 11.30 o así en horario previsto. Del aeropuerto a la ciudad cogimos el CAT, seguramente la forma más cómoda y rápida de llegar a la capital austriaca, aunque no la más barata. Así y con todo a eso de la 1 estábamos ya en nuestro Gran City hotel, muy bien situado, gran desayuno y aceptable aunque algo extraña habitación (120 eurazos noche).



Primer lago de Gosausee 


        Nuestro primer día en la ciudad fue la clásica pateada sin mucho criterio, lo que viene siendo un contacto, un hacerte una idea sin mirar mucho la información, algo así como andar a la buena de Dios. Su zona central si exceptuamos la catedral, puede ser realmente intercambiable con la de muchas otras ciudades europeas: calles peatonales, franquicias a gogo, etc. Pero rápidamente topamos con la zona monumental del Hofburg y uno puede empezar a encontrarse con lo que se imagina habitualmente cuando escucha el nombre de Viena. Esto es, grandes edificios, palacios monumentales, estatuas gigantescas. Sí, estamos ante lo que fue la capital de un enorme imperio situado en pleno centro de Europa. Ciudad que en 1815 albergó el famoso Tratado de Viena donde se dio fin a las aventuras expansivas de Napoleón, y se intentó, infructuosamente hacer que retornara y perdurara el Antiguo Régimen que había levantado por los aires la Revolución francesa. Mucha historia en una ciudad muy transformada de sus años medievales y modernos (históricamente hablando) que sufrió un gran cambio al parecer en el XIX, tiempo donde se diseñó y llevó a cabo el anillo monumental, un espectacular boulevard, que rodea el centro-centro.


 Ambiente imperial por el Hofburg


     Este primer día pateamos y pateamos, lo habitual. Comimos en un puesto callejero, la clásica salchicha germana (que se agradece por cierto), volvimos al hotel a descansar un poco y de nuevo más pateada. Haciendo caso a lo que dicen las guías, por la noche completamos tres de los imprescindibles de la ciudad. Visitar uno de sus famosos cafés, y pedir dos de los platos típicos de allí. La sopa y el famoso schnitzel. De la cerveza no destacar nada ya que fue un habitual de todo el viaje, eso si, siempre de trigo, ya podríamos haber pedido otro tipo pienso ahora



La columna de la peste. Viena

        El domingo aprovechamos el descanso nocturno para prontito acercarnos a ver el Danubio. Un rio, creo que el más largo y caudaloso de Europa, si no me equivoco, que nunca había contemplado. Allí nos dirigimos en otra pateada mañanera que nos adentró en la Viena de los espacios verdes. A destacar el enorme puente que cruza el Danubio, construido según se puede leer por los soviéticos en 1945 y que da acceso, además de a otra parte de la ciudad, a una importante zona verde en las islas que se forman en el enorme río. Posteriormente y en otra espectacular caminata nos acercamos al famoso parque de atracciones del Prater. Un recinto famoso, con un airé demodé, retro y vintage. También podemos llamarlo viejuno. Este viejo parque de atracciones, gratuita la entrada al recinto, es otro de los lugares más famosos de Viena y es recordado por servir de escenario a la famosa película el Tercer Hombre.


Más de Hallstatt. La prehistorica Cultura de los Campos de Urnas tuvo su origen aquí


Palacio y gente. Viena

Strauss dándole al violín (creo). La música clásica es una de las señas de identidad de Viena

El Parque de atracciones del Prater. Mucha historia y mucho cine. Nos gustó mucho. Curioso ambiente


Palacio del Belvedere. Viena
Más palacio del Belvedere



Salzburgo 


El lunes es el día para cambiar de aires. Los de Viena por lo de –Salzburgo que prometen estar algo más limpios, allí, junto a los Alpes. Nos cogemos el metro, luego el tren … pero empezamos mal. Resulta que pedimos el billete más baratito y tras montarnos en un tren atestado de gente, decidimos cambiarnos al siguiente, cinco minutos después. Este otro tren resulta sospechosamente maravilloso: no hay nadie, es cómodo, limpio, amplio, huele bien. Así que… efectivamente, en la primera parada una amable revisora nos indica que nos hemos metido en el tren que no nos corresponde, este es el bueno y caro, y nos da dos opciones o seguir en el tren pagando la diferencia unos 25 euros más por cabeza o así, o bajarnos y esperar al que nos corresponde que, Dios bendiga la red de trenes austriaca, justamente va a tardar 5 minutos en aparecer en dirección igualmente para Salzburgo.



El famoso castillo de Salzurgo al fondo. Los señores de la foto no los conocemos 




Eva y su afán de protagonismo. Palacios y palacios. Salzburgo


Finalmente y sin ninguna incidencia más nos plantamos en

Salzburgo. Nos aposentamos en el hotel y nos disponemos a patear la ciudad. Bonita, el sol rompe la niebla que traíamos desde Viena. Salzburgo, "la Roma de los Alpes", "la ciudad de la música" y la "capital del Barroco" dicen de ella los tópicos, se presenta como una ciudad mu bonita. Turística a más no poder, resulta pintoresca a la vez que bonita. Por cierto tiene sabor español. En cada esquina tenemos a un gitano rumano de esos que proliferan por España. Alguno nos dijo algo en español, intuyendo de nuestro aspecto nuestra nacionalidad demostrando una más que notable capacidad de deducción. Que duro estar ahí con el frio que hace por aquí.

El primer día lo dedicamos íntegramente a patear la ciudad, destacando su barroca catedral y sus barrocas iglesias. Por cierto, aquí empezamos a notar, sobre todo tras en cambio horario, las costumbres de la zona. Fuimos a dar una vuelta por el centro a eso de las 7 u poco más y no había ni Cristo. y cuando digo ni cristo, quiero decir la plaza de la Catedral vacía. Nadie nadie. Es lo que tiene hacer turismo un lunes de finales de octubre

Eva jugando un rato. Interior del Castillo de Salzburgo


Palacio de Salzburgo. Es el horno más decorado que he visto nunca.


El martes. Segundo día en Salzburgo.

Por la mañana, aprovechando la energía mañanera nos dirigimos a visitar el famoso castillo de Salzburgo. Situado en una airosa elevación sobre la ciudad el castillo por momentos  recuerda al Alcázar de Segovia (me parece más bonito el segoviano). Eso si, una vez llegados allí tras ascender en un teleférico que compartimos con un montón de orientales lo que te encuentras es en una minipoblación que debía de dar servicio a los puntuales moradores del castillo, los mandamases de Salzburgo y comarca, al parecer eclesiásticos, arzobispos y obispos no me acuerdo muy bien en un régimen de tipo feudal. La visita (12 o 13 euros) nos lleva casi cuatro horas (tardamos 5 en la Alhambra) y resulta bastante interesante, ya que alberga diversas colecciones de armas, fotografías, salas, etc etc, además de ofrecer unas grandes vistas.

Por la tarde finalmente decidimos ir al cine, es ya costumbre, especialmente en invierno, y vemos en la filmoteca de Salzburgo la última película de Ken Loach, Jimmi‘s Hall o algo así. Mola ver el ambientillo de cine (con su abundante personal femenino) y volvemos a comprobar como pasó en Múnich que estas salas de cine urbanas atraen a personajes extraños a lo mejor es por el tiempo tan frio que hace fuera.

Pateada final por la ciudad y al hotel, yo poco católico, por cierto.


Catedral o iglesia de Salzburgo. Barroco a tope

Caminando por Salzburgo te encuentras cosas como estas

Ferleiten. Parque Nacional de Hohe Tauern. Los glaciares asoman muy cerquita



Miércoles. Este es el día de recogida del coche que nos iba a permitir adentrarnos por los Alpes con la libertad que da un coche.

A las 10 estamos como unos clavos en el con, un flamante Golf y tras algunos problemillas con el freno de mano (un botón) y con el arranque (hay que pisar embrague y freno d emano) conseguimos ponernos en carretera. ¿Nuestro objetivo?, la famosa Glossglockner, la carretera panorámica que cruza el Parque nacional de Hohe Tauern. El día es buenísimo, según vamos abandonando los valles se va abriendo la persistente niebla y tenemos un día otoñal del lujo. Vamos avanzando, avanzando y llegamos finalmente a nuestro punto de inicio, el peaje de (hay que retratarse, 27 eurazos por coche). Pero, me cago en to, está cerrada la carretera. Habrá nieve arriba o lo que sea. Nada, pues nos bajamos y nos ponemos a darnos un paseíto no sin antes saludar a unas alpacas andinas transferidas, Dios sabe quien tuvo la idea, a las montañas de Heidi. Lo que comienza siendo un tranquilo paseo, se va convirtiendo en todo una bonita caminata hasta el cierre final del valle. El día se muestra fantástico, no hay ni viento, soleado y el paisaje de gran belleza. Bien, casi nos alegramos de que la carretera esa estuviera cerrada y poder pasear por estos lugares. A eso de las 3 y media retórnanos al coche y nos ponemos en marcha hasta nuestro siguiente destino en la localidad de Bad Hofgastein donde nos alojaremos las dos siguientes noches.

Ferleiten
¿Inspirarían estas montaña a Hitler?

Segundo día por los Alpes. Durante cuatro horas no vimos un alma



Nos levantamos, desayúnanos como unos campeones y nos ponemos en marcha hasta el fondo del valle de los Gastein, concretamente a la población de Blockgastein donde dejamos el coche y aprovechando el nuevamente fantástico día buscamos un sendero y nos ponemos a caminar. Seguiremos un camino que trepa por la montaña, solitario al máximo sin ver a nadie durante al menos 4 horas. Nieve a patadas. Con las botas y calcetines mojados a eso de las 3 y media, nos vamos directamente a nuestro hotel a ponernos calzado seco y aprovechamos para dar un agradable paseo por los alrededores del pueblo, ¡¡ qué bien preparadito lo tienen todo¡¡ y ya no nos queda si no cenar, estirar un poco las piernas y a la piltra.

Viernes.

Cambiamos de valle y nos vamos a la zona de Hallstatt, concretamente primero a la localidad de Gosau. Pasamos por delante de nuestro alojamiento sin entrar ya que es cuestión de volver a aprovechar la luz y nuestra idea es hacer una ruta que pasa por dos lagos. Así que otra pateada con una minimochila que sirve para llevar agua, algo de comida y poder meter algo de ropa si te sobra. La ruta es quizás la más otoñal que hacemos, pasamos por un bosque de abetos con hayas y arces. (A destacar la presencia de alerces amarillando también). Desde Gosausee se pasa primero por un lago junto al parking y luego en menos de dos horas de pateada se puede llegar a otro laguito más pequeño al pie de un glacial, en un lugar muy solitario, por lo menos cuando estuvimos nosotros ya que no había apenas nadie más. Mucha nieve también y algunos desprendimientos observamos por el circo.

Tercer día por los Alpes. Gosau. Mucha nieve y mucha soledad

El negro es nuestro cochecito. Un golf que se portó muy bien. Conducir por Austria es fácil, fácil



Nuestro alojamiento en Gosau. 



Por la tarde tras chekinar rápidamente en nuestro nuevo alojamiento nos vamos a Hallstatt turística localidad a apenas 15 minutos de Gosau muy famosa por su situación al pie de un lago, con sus casas de madera en plena vertiginosa ladera al pie de un monte. El pueblo está lleno de japos, o mejor digamos orientales. Deben de ser, parece increíble, el 70% de los turistas que se encuentran. No había visto tanto oriental desde que estuvimos en Japón.

Entrada al Hofburg. Viena

Catedral de Viena. La foto no es muy buena y el habíto de poner publicidad en los andamios no favorece mucho a la vista. Impresiona mucho este edificio

Entrada al Museo de historia de Viena. Tenían una exposición sobre Velázquez que estaba a reventar de gente. Interesante la colección de Brueguel el Viejo

Dioses mitológicos y esas cosas. Bastante impresionante en directo



Nos levantamos, desayunamos, Eva prepara unos sándwiches clandestinos aprovechando el buffet y nos ponemos en dirección a Salzburgo donde dejamos el coche, cogemos en menos de 20 minutos en tren a Viena y nos ponemos en la ciudad Imperial pasada la una de la tarde. Nos vamos a nuestro alojamiento el Wombat Hostel, dejamos las cosas y nos vamos para el centro aprovechando el gran día que hace, no hay niebla. Pateada por el centro y visitamos el museo de Historia de Viena donde nos encontramos con una exposición sobre Velázquez, que casualmente había inaugurado nuestra reina Leticia unos días antes. Este museo tiene uno de los interiores más espectaculares que hemos visto. A destacar la sala dedicada a Brueghel el Viejo, al parecer la más importante del mundo de este pintor flamenco y también curioso fue ver el éxito de la exposición sobre Velázquez, estaba verdaderamente abarrotado.

Y por la tarde no nos queda si no patearnos otra vez al centro, volvimos a cenar en el mismo sitio que una semana antes, a destacar la cerveza que allí mismo fabricaban y ya con un cambio de horario notable a eso de las 11 estábamos de vuelta en el hotel (parecían las 2 en horario español)

Y al día siguiente, poco más, nos fuimos andando hasta el tren por eso de ver un poquito más de la ciudad y nada, pa Madrid.

Gosausee
País más ordenadito

Escuela en Bad Hofgastein. Literalmente. Deja a tu niño, dale un beso y largaté.

La fauna se muestra muy confiada
Dando un paseito al atardecer (cuatro y media) por Bad Hofgastein

Anduvimos bastante. Aprovechamos los buenos días y la poca luz
Valle de Gastein. Destino de Esquí
Se está mejor aquí que trabajando.



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