Con intención
de huir del calor decidimos poner rumbo fuera de Madrid. ¿Pero ádonde?
Y es que buscar
alojamiento un día antes de un puente en pleno mes de Julio se hace complicado.
Está todo pillado. Así que ponemos el foco en un destino apetecible hace ya un
tiempo y que gracias a una bajada de temperatura se hace totalmente posible en
pleno verano. La comarca del Moncayo
Así salimos
prontitio en dirección a Borja, el lugar más alejado de nuestro recorrido.
Obviamente se trata de visitar el famoso Eccce Homo, una turistada
impresentable en toda regla, pero bueno queda al lado y estas cosas son
curiosas. El famoso Ecce homo se encuentra a cinco kilómetros de Borja, en un
santuario al pie de una pequeña loma. Lugar curioso ya que se trata de un
complejo formado por el santuario, una colonia de casas de los propios vecinos
de Borja (no se fueron muy lejos de vacaciones) , una ermita y unos merenderos
bajo la sombra ( no muy fresca de unos pinos de esos de secarral) ¿Pinaster?.
Interior del caserón donde se alberga el Ecce Homo tuneado. Siblo XVI
Borja
Dos euritos son
lo que te piden por visitar el centro de interpretación del Ecce Homo. Lo
curioso es que casi lo menos interesantes es el archiconocido intento de
restauración que hizo la octogenaria Cecilia, es inevitable el sonreír, pero lo
cierto que es curioso el caserón donde se encuentra, un lugar que ofrece
alojamiento, un lugar realmente antiguo (siglo XVI) y también a destacar los
animosos trabajadores del centro. Curioso lugar en todo caso. Además te puedes
dar un pequeño paseo siguiendo el vía crucis hasta lo alto de la loma en la que
se encuentran casas y santuario.
Monasterio de Veruela
Monasterio de Veruela
La cruz donde esperaba Becquer el correo
Hacia el Moncayo
En la cumbre
Surrealistas 10 mandamientos del montañero
A la vuelta
paramos en Borja, que sería la hora de comer, pero nos pareció un lugar con
poco ambientillo. Dimos una vuelta por el pueblo, Iglesias, subimos hasta las
ruinas del Castillo y comimos en la plaza del Ayuntamiento.
A la vuelta nos
fuimos hasta el monasterio de Veruela, donde tuvimos la oportunidad, a) hacer
una visita guiada muy interesante
b) asistir a un
festival de poesía, con actuaciones musicales incluidas. Curioso
Y tras Veruela,
su monasterio y su curioso festival de poesía y música nos dirigimos a nuestro
primer alojamiento, el Hotel Mirador del Moncayo un hotel de 4 estrellas a
precio de hostal casi, 72 euros noche, y que deben de compensar las tarifas con
personal escaso y con pintas de no estar muy bien pagado. Olvega localidad que
apenas conocimos, una pequeña pateada nos pareció un lugar tranquilo, con
bastante ambiente y con grandes vistas del Moncayo.
Al día
siguiente nuestro objetivo fue el Moncayo, montaña a la que se sube de forma
relativamente fácil (700-800 metros de desnivel) desde las cercanías del
Santuario de la Virgen del Moncayo, santuario del bebercio y del comercio, ya
que lo que allí vimos básicamente fue un bonito restaurante.
El día resultó
inmejorable, azul, fresco, parecía más bien un día de finales de mayo que de
finales de julio. La pateada nos llevó hasta la cumbre, comimos volvimos y nos
marchamos a nuestro siguiente destino, Tarazona, y más concretamente al hostal
Santa Agueda donde habíamos reservado una noche. El hostal es un alojamiento
muy recomendable, pintoresco y que como curiosidad alberga una especie de museo
de Raquel Meyer, pionera del cine en España y que al igual que Paco Martínez
Soría forman la pareja de famosos más importante de la localidad.
Tarazona
resultó como ya imaginábamos un lugar con cositas que ver. Como su recién
restaurada catedral a al que visitamos dos veces, una de ellas dentro de una
interesante visita guiada. Tarazona destaca por varias cosas. Mantiene el
trazado medieval, con calles estrechas, muchos monasterios e iglesias,
arquitectura Mudéjar y una judería
En la altiplanicie de la cumbre del Moncayo
Tarazona
Por las viejas calle de Tarazona
Vistas sobre la plaza de toros y catedral de Tarazona
Casas Colgadas sobre la Judería de Tarazana
Catedral de Tarazona