Colegiata de Santillana del Mar. ¡¡ Qué soledad¡¡
Tres noches y
cuatro días en la costa santanderina. El viernes a primera hora nos poníamos en
camino en dirección a la muy cántabra y muy costera localidad de Suances.
Concretamente íbamos a pasar 3 noches en
la Posada Marina, alojamiento, básico, sencillo pero limpio, bien situado y
bien atendido. Hemos estado muy bien y resulta recomendable. Por cierto y antes
de que se me olvide justamente a unos 20 metros del alojamiento hay una vista fantástica
de la desembocadura de la ría (que a su vez lleva las aguas de un par de ríos
de los que no me acuerdo de su nombre) en el mar y que nos ha parecido de los
más bonito que he visto en mi vida. Así es.
Por Santillana ¡¡ no había nadie¡¡
El viernes se
planteaba algo lluvioso, así fue, así que nos dirigimos en vez de a la playa a
la famosa localidad de Santillana del Mar donde por cierto vimos a David
Trueba, algo desgarbado el hombre, caminando por sus empedrada y turísticas
calles. Santillana será uno de los pueblos más bonitos de España pero me supongo
que una tarde de entre semana en el mes de febrero. Vamos que esas oleadas de
gente y todo esa cantidad de tiendas de todo tipo como que no trasmite mucho.
Playa de Tagle y Eva
De vuelta ya
con el coche paramos en la playa de
Tagle a la cual enamorados nosotros de ella, volveríamos en los dos siguientes
días. Aquí había menos gente que en Santillana y la belleza impresionante. Eh
increíble, diría algún famoso.
Al día
siguiente y siempre con el estómago bien alimentado (que bien hemos comido) nos
dirigimos a nuestra playa favorita, la de Tagle, y allí nos dimos unos cuantos
buenos baños. Volvemos a comer bien, y por la tarde pateada de 3 horacas por
Suances, senda ciclable por un lado, playa por otro. Por la noche y como fue
costumbre a la Gallofa, Panadería- Pizzeria cojonuda por cierto.
Más imágenes de la Playa de Tagle
Aquí tenemos a Eva ahogándose
Menos gente que en Santillana
Día siguiente.
Domingo por la mañana más playa de Tagle pero eso si, a eso de las 2 nos
dirigimos a Cabárceno donde íbamos a pasar la tarde. Allí nos plantamos una
hora antes de nuestra hora de entrada, las 16 horas, con un calor y sol de
justicia.
Consecuencias:
Nuestro primer objetivo, la exhibición de elefantes marinos, se encontraba bajo
unas condiciones climáticas propias del infierno, así que tuvimos que deprisa y
corriendo reorganizar nuestra agenda, dirigirnos a la exhibición de aves
rapaces mientras íbamos viendo los primero animales. Hay que decir que nos
gustó mucho la exhibición pajarraca en general. A destacar la coreografía de
las 18 milanos y los picados de águilas y halcones. Muy chulo y encima lo vimos
a la sombra.
En fin,
resumiendo que nos gustó mucho la visita, la pena es que no vimos ni linces, ni
leones y ni gorilas, pero el tiempo daba lo que daba y en otra ocasión.
Cabarceno
Vuelta a
Suances, cena de nuevo en la Gallofa, estupenda y al día siguiente decidimos
ponernos en marcha hasta la localidad de Somo y en sus cercanías visitar la
Playa de Langre que me habían recomendado. Playa espectacular por sus
dimensiones, situación y entorno, parte nudista por lo que pudimos observar,
parte surfera. Muy chula, nos bañamos con gran gusto, paseamos por su arena y a
comentar que observamos un hecho lamentable, cosas de la vida. Y es que en vivo
y en directo vimos las maniobras de reanimación sobre un hombre ahogado que
finalmente no sobrevivió. Así son las cosas.
Y patatín
patatán, tras otra gran comida, simple menú de 12 euros pero bien, bien hecho,
nos pusimos de vuelta a la urbe. En fin una escapada que no estuvo bien…LO
SIGUIENTE.
Este elefante marino lo peta
Osos en Cabarceno. Una buena comunidad
Playa de Langre