sábado, 30 de abril de 2011

Vitoria, 21-24 abril 2011

Nos dispusimos a pasar la Semana Santa esta vez en Vitoria, a pesar de las pésimas predicciones meteorológicas, nos arriesgamos y allí que nos dirijimos. Nos alojamos en el hotel Dato 2, un hotelito sin mayores pretensiones pero muy próximo al centro medieval, lo que  nos permitió movernos a pata tranquilamente, sin depender de transporte alguno. La “almendra” como se conoce la zona más céntrica y antigua,  se encuentra en un alto, donde se ubicaría la primitiva aldea “Gasteiz”. Como cuentan los libros de historia, yo no me lo he inventado, la actual Vitoria fue fundada por el rey navarro Sancho VI el año 1181  ("... novum nomen imposui scilicet Victoria quae antea vocabatur Gasteiz..." / "... a la que impuse el nuevo nombre de Vitoria que antes se llamaba Gasteiz") con la denominación de "Nova Victoria". Vaya rollo que acabo de contar.


Casa medieval
Se dice, se rumorea, se comenta, que desde la Edad Media hasta el XVIII, el centro de Vitoria y el trazado de sus calles se mantiene casi sin variaciones.


Balconada
 Nos informamos en la oficina de turismo qué visitas guiadas podíamos hacer, así que reservamos, porque si no nos quedábamos sin plaza, había mucha gente como nosotros, deseando conocer la historia de esta ciudad que aunque pequeña tiene mucho que contar.  Esta visita, que nos pareció muy interesante, por cierto, incluía la visita a la Catedral de Santa María, varios palacios renacentistas y otros puntos emblemáticos de la ciudad, de los que voy a comentar algunos datos de interés, pero sólo unos pocos, no se me vaya a aburrir el personal.


Catedral de Santa María
La Catedral de Santa María, que actualmente se encuentra “abierta por obras”, y en la que se están realizando trabajos de restauración. La visita se realiza con casco sobre andamios que permiten ver los cimientos y bajos del conjunto. Estos trabajos han permitido que salieran a la luz restos arqueológicos y numerosas tumbas. Las obras están previstas que terminen en el 2012.



Ken Follet, autor de "Los Pilares de la Tierra", dijo tras su estancia en la ciudad que Santa María era una de las tres catedrales más interesantes del mundo, de hecho hay una estatua de este autor insigne  frente a la Catedral.


Ken Follet en buena compañía

Cuesta de San Miguel
Fuera ya del casco medieval existen otros espacios emblemáticos como la Plaza de la Virgen Blanca, la Plaza España y Los Arquillos, que, según dicen las crónicas, fueron ideados para salvar el fuerte desnivel que separaba la antigua ciudad de la expansión del siglo XVIII, es decir, el ensanche, cuyo máximo exponente se encuentra en la calle Dato, el Parque de La Florida, y la Plaza de la Virgen Blanca, con sus fachadas jalonadas de miradores.


Plaza del Machete
 Vimos un par de procesiones, aprovechando estas fechas tan señaladas, pero ninguna nos impactó.

Los Arquillos

Plaza de la Virgen Blanca

Según nos contó el guía, el 4 de agosto se celebra en la Plaza de la Virgen Blanca, el día de su patrona, y es aquí y en este momento cuando se procede a bajar a Celedón, un muñeco que con el traje típico o “blusa” es suspendido por un cable volando sobre toda la gente y con su paraguas abierto, y lanzado desde la balconada de la iglesia de San Miguel hasta un balcón en el lado opuesto de la plaza, del que sale convertido en humano y se dirige caminando entre la multitud hasta la balconada de la Iglesia de San Miguel desde donde da un discurso alentando a la diversión e inaugurando de esta forma las fiestas de la Virgen Blanca. Posteriormente en la noche del 9 al 10 de agosto abandona la ciudad, haciendo el recorrido inverso, despidiéndose hasta el siguiente año.


La Virgen Blanca
 
Celedonio y un visitante de la ciudad

Al parecer y como nos sigue contando el guía, Celedón era un aldeano originario de Zalduendo (Álava) y que cada año acudía a las Fiestas de la Blanca en Vitoria, siendo el protagonista de éstas e invitando a todos los ciudadanos y visitantes a unirse a la diversión.


Bajada de Celedón

En el centro de la plaza se encuentra un monumento conmemorativo de la Batalla de Vitoria  el 21 de junio de 1813, en la que las tropas francesas, moviéndose en retirada, fueron derrotadas por el  Duque de Wellington junto al vitoriano General Álava. Como resultado, José Bonaparte huye perdiendo casi todo el botín robado a los españoles. Con esta batalla se puso fin prácticamente a la Guerra de Independencia Española. Todo esto nos lo cuenta tambien el guía, pero como no llevo papel y lápiz para tomar apuntes, me he apoyado en intenet para completar la información. Beethoven compuso una pieza musical “La batalla de Vitoria” que se escucha en la Plaza de España todos los días a las 18 horas.


Monumento conmemorativo de la Batalla de Vitoria

La visita terminó en la Plaza de España, parecida a nuestra Plaza Mayor,  pero más sencilla y austera, en la que se encuentra el Ayuntamiento y que tiempo atrás se utilizaba como plaza de toros. Hoy en día, es lugar de conciertos y terrazas.

 
Plaza de España
 El domingo por la mañana, a pesar de la lluvia, dimos un paseo muy agradable por el Parque de la Florida, al lado del Parlamento vasco y de la Catedral nueva, en la cual se puede visitar el museo sacro, al que no entramos porque estaba cerrado.



Parque de la Florida

Catedral Nueva

Siguiendo nuestro paseo bajo la lluvia, llegamos al Paseo de la Senda, donde se encuentran unos cuantos palacetes de principios del siglo XX, entre ellos el de la Ajuria Enea, residencia actual del Lehendakari, y en cuyas cercanías hay varios museos, como el de la Armería y el de Bellas Artes el cual visitamos y nos gustó bastante, en él se puede contemplar arte vasco principalmente.


Museo de Bellas Artes


Palacio de la Ajuria-Enea

Capítulo aparte merece la gastronomía de la ciudad, allá donde vayas se come de maravilla, de hecho, estos días se celebraba la semana del pintxo, lo que significa que en numerosos restaurantes y bares, además de los pintxos habituales, se ofrecen un par que son llevados a concurso. No sabemos cual sería el ganador pero desde luego estaban buenísimos y, por cierto, nada caros.

La ciudad además de su centro urbano dispone de un anillo de parques que rodean la ciudad, a destacar el humedal de Salburua, espacio verde formado por varias lagunas y un pequeño robledal, en el que se pueden observar numerosas especies de aves. Lástima que no pudiéramos ir porque llovía a mares.

Otros lugares de interés que vimos durante la visita guíada fueron una serie de palacios renacentistas:

Palacio de Bendaña (Museo de Naipes)

El Palacio de Bendaña, del siglo XVI. Este edificio alberga en la actualidad el Museo Fournier de Naipes (con  la mayor colección de naipes del mundo). En él se muestran cartas de diferentes orígenes y épocas, desde la época medieval hasta nuestros días, así como los métodos y maquinaría utilizados para su fabricación. Un museo único en el mundo y que me pareció muy curioso, muchas de estas barajas son auténticas obras de arte.

Museo de Naipes

A su lado se encuentra el museo arqueológico, aunque no nos dio tiempo a verlo entero,  en él se cuenta el origen y evolución de los diferentes asentamientos en el País Vasco de una manera interactiva y visual. Gratuito como todos los museos de Vitoria, si exceptuamos el de Arte Contemporáneo.

Palacio de Villasuso

El Palacio de  Villasuso, construido aprovechando la muralla. En la actualidad se utiliza como sede de Congresos.


Palacio del Cordón

Palacio del Cordón, debe su nombre al cordón de la orden franciscana del arco de entrada. Destaca la bóveda estrellada y policromada con la que se cubre la sala noble del torreón y que se ha conservado increiblemente bien gracias a que fue descubierta no hace muchos años.

Bóveda estrellada del palacio del Cordón

Palacio de Montehermoso

Palacio de Montehermoso, este Palacio llegó a ser sede episcopal y en la actualidad es el centro cultural por excelencia de la ciudad. 


Palacio de Escoriaza-Esquivel

Palacio de Escoriaza-Esquivel, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil renacentista. Cabe destacar la fachada principal, frente a una plazuela, en la que sobresale la portada plateresca donde se pueden ver los bustos del propietario y su esposa.

Un enlace muy útil sobre la ciudad: http://www.vitoria-gasteiz.org/

Otro de los días aprovechamos para ir a Laguardia.

Como consta en los escritos la "Muy Noble, Leal y Coronada Villa" de Laguardia está situada en el sur de la provincia de Álava, a 64 km de Vitoria. Se halla en un alto y está rodeada por una muralla que mandó levantar el rey Sancho el Fuerte de Navarra.


La Guardia
El edificio más destacable es la Iglesia de Santa María de los Reyes (la visita guiada te cuesta 3 euros), a su lado hay una torre que se llama Torre de Santa María, a la que se puede acceder pagando un euro. No subimos pero se imagina uno que habrá unas buenas vistas de la ciudad.

Puerta en la Torre de Santa María

Torre de Santa María
Me encantó la fachada gótica con su pórtico policromado, en piedra tallada, que se conserva casi intacto, de los pocos que se conservan en España (en Toro, provincia de Zamora, existe otro, aunque en madera).

Pórtico en Santa María de los Reyes

A las afueras de Laguardia visitamos el poblado celtíbero de La Hoya. No sin antes habernos dado un absurdo paseo por una carretera nacional, porque nos habíamos hecho una idea equivocada de la ubicación del poblado. Finalmente llegamos un poco más tarde de lo que hubieramos querido pero nos dio tiempo a visitar el museo, en el que se puede ver una reproducción a tamaño real de cómo era una vivienda, y los restos del poblado, aunque bajo la lluvia y a mata caballo.

Según la información que pudimos obtener, se trata de uno de los yacimientos más importantes de la Comunidad Autónoma Vasca, el primer asentamiento data del siglo XV a. de C. 


Poblado de la Hoya
 
Poblado de La Hoya

A nuestro regreso hacia Vitoria, Santi se empeñó en parar en Pipaón, pequeña localidad a 34 km de Vitoria, y del que es natural el personaje literario Salvador Monsalud, creado por Galdós, héroe de los Episodios Nacionales, pero del que sorpresivamente no encontramos ninguna mención, para disgusto de Santi.


Pipaón

En resumen, un viaje muy recomendable, no esperábamos menos, e incluso el tiempo se portó mejor de lo previsto.

P.d. aunque en las fotos solo aparezca Santi,  juro que yo también estaba, eso sí detrás de la cámara, cual Francis Ford Copolla.